La Sociedad Clínica de Endocannabinología: una mirada científica en el III Congreso CANNABMED

En este artículo, la Sociedad Clínica de Endocannabinología relata la historia de su creación y los desafíos que enfrenta la investigación científica relacionada con el sistema endocannabinoide en el mantenimiento de la salud y la regulación de funciones vitales esenciales que aseguren el equilibrio homeostático de nuestro organismo.

El II Congreso CANNABMED, celebrado en Barcelona en 2018 bajo el lema «Hacia una medicina cannábica», ofreció en el Colegio de Médicos de Barcelona un lugar de encuentro para profesionales de la medicina con interés en el potencial terapéutico del cannabis y el estudio del sistema endocannabinoide.

El debate allí suscitado llevó a una parte de los asistentes a seguir trabajando codo a codo junto con ICEERS a lo largo de varios meses, lo que resultó, en enero de este año, en la creación de la Sociedad Clínica de Endocannabinología (SCE), integrada por 14 miembros fundadores. La SCE es una sociedad científica, sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo promover la creación y divulgación de conocimiento científico sobre el sistema endocanabinoide como abordaje terapéutico para problemas de salud relevantes. Desde un enfoque salutogénico, la Sociedad Clínica de Endocannabinología prioriza el respeto por la libertad y la salud por encima de los prejuicios morales que dificultan la consideración del sistema endocannabinoide como cualquier otro subsistema neuroendocrino sobre el que realizar intervenciones terapéuticas.

Evidencia científica

El trabajo de la SCE parte de la evidencia científica y busca la involucración activa de profesionales de la salud, pacientes y productores de fitocannabinoides. Estos compuestos son las sustancias que más efectos positivos parecen tener sobre el sistema endocannabinoide.

La Sociedad Clínica de Endocannabinología es una sociedad abierta que busca facilitar que desde el máximo número de ámbitos posibles se ofrezca una información veraz y sólida sobre las intervenciones terapéuticas relacionadas con el sistema endocannabinoide.

España se encuentra en un momento muy particular en relación al cannabis medicinal. A día de hoy, existen grupos de trabajo en biología molecular de talla mundial dedicados exclusivamente al estudio del sistema endocannabinoide. Además, se han constituido sociedades científicas, como la Sociedad Española de Investigación sobre Cannabis y el Observatorio Español de Cannabis Medicinal. España es también un exportador neto de cannabis medicinal y, a pesar de todo ello, el uso de fitocannabinoides para la realización de intervenciones terapéuticas en el sistema endocanabinoide sigue sin ningún tipo de regularización. Esta situación daña a nuestros pacientes y permite que abunde la desinformación entre profesionales, desde los que piensan que los fitocannabinoides resultan exclusivamente tóxicos hasta los que consideran que son siempre beneficiosos en cualquier patología y paciente.

Es necesaria una investigación amplia sobre los fitocannabinoides y que los profesionales, en su práctica clínica, dispongan de seguridad, guías y pautas para la prescripción de fitocannabinoides. Además, el uso de fitocannabinoides debe ser regulado según los mismos criterios que el resto de productos terapéuticos: controlando su producción, distribución y venta en centros acreditados, con preparaciones que optimicen su potencial terapéutico, minimizando sus potenciales efectos adversos.

Los tratamientos estándar en el ámbito farmacéutico de otros países europeos demuestran la necesidad de que se fomenten grupos de trabajo e investigación, para recopilar más datos y evidencia clínica del tratamiento. Es importante que los médicos que acompañan a pacientes en su terapia con cannabinoides mantengan contacto y comunicación con otros trabajadores de la salud y otros especialistas de la órbita sanitaria, estableciendo un diálogo que permitirá un mayor bienestar para el paciente y su entorno familiar y social.

Una herramienta terapéutica segura

Los pacientes que consideran oportuno incorporar el cannabis medicinal a sus alternativas terapéuticas generalmente padecen condiciones clínicas complejas, sin una adecuada respuesta a las opciones terapéuticas convencionales disponibles, y han pasado por un sinnúmero de análisis, pruebas, especialistas, intervenciones farmacológicas y quirúrgicas. No obstante, no han encontrado una respuesta a su sufrimiento o limitación funcional.

La Organización Mundial de la Salud reconoce que el cannabis constituye una herramienta terapéutica segura. No obstante, hasta que su uso terapéutico no se encuentre regulado, no serán posibles estudios poblacionales de farmacovigilancia comparables a los realizados con los fármacos o suplementos aprobados para su distribución en farmacias.

El ejercicio clínico con cannabis terapéutico requiere un acompañamiento horizontal debido a la variabilidad en la respuesta a las dosis y a los perfiles terpénicos, entre otros. Por este motivo, su prescripción debe ir ligada a la promoción de una nutrición adecuada, la realización de actividad física beneficiosa y un acompañamiento psicológico.

Le corresponde al gobierno español escuchar el clamor de los pacientes y médicos. Hay que tener en cuenta la evidencia científica y nutrirse de las experiencias de países como Estados Unidos, Alemania, Italia, Canadá, Israel, Colombia y Chile, entre otros, que ya han regulado el uso terapéutico de fitocannabinoides. La SCE desea acompañar y dar soporte científico a las instituciones españolas para llevar a cabo este proceso.

El 2020 es un año de retos a nivel planetario, que ha golpeado particularmente fuerte a España. Hoy, más que nunca, tenemos que reflexionar acerca del impacto que ejerce sobre el planeta el modo en que nos relacionamos entre nosotros, para continuar trabajando en un futuro viable dentro de una sociedad sana.

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¿Qué monografías son necesarias en una farmacopea cannábica?

A continuación ofrecemos la segunda entrega de la contribución realizada por el investigador Kenzi Riboulet-Zemouli, quien explora las monografías más relevantes de la farmacopea cannábica (aquí, el enlace a la primera parte).

En las farmacopeas, cada monografía resume los hallazgos científicos de un medicamento, proporcionando información sobre apariencia, composición, indicaciones, efectos secundarios, dosis y detalles relacionados con las áreas terapéuticas de uso del medicamento. Las farmacopeas incluyen monografías «para diversos tipos de productos: principios farmacéuticos activos, excipientes, productos herbales, productos biológicos (vacunas, productos sanguíneos), radiofármacos, formas farmacéuticas y preparaciones homeopáticas»[1].

Al considerar la reintroducción de medicamentos derivados del cannabis en las actuales farmacopeas, se tiene que considerar la triple pertenencia de la «medicina cannábica» en los modelos farmacéuticos existentes. 

La planta de cannabis es una fuente de principios activos que se pueden aislar y utilizar en la formulación de medicamentos (el modelo farmacéutico occidental de formulación de medicamentos en base a sustancias mono-moleculares). También se emplea la forma herbal, utilizando los cogollos (infrutescencias partenocárpicas) de la planta hembra como preparado medicinal (el modelo fitofarmacéutico europeo de medicina herbaria [2], que contempla la suma de los compuestos moleculares como sustancia única). Finalmente, numerosos usos médicos se relacionan con sistemas indígenas o tradicionales de medicina (el modelo Ayurveda, Unani, así como otras medicinas tradicionales asiáticas, africanas, o caribeñas) [3].

Productos medicinales

Aparte de la compleja cuestión de la medicina tradicional, en Europa, ambas formas (herbaria, por un lado, y compuestos activos aislados, por otro) son legítimas y legales en farmacéutica. Entre los productos medicinales de uso común derivados del cannabis se incluyen:

Entre las formulaciones moleculares:

  • Dronabinol (productos como Marinol® o Syndros®) [4].
  • Cannabidiol (Epidyolex® o CannEpil®).
  • Nabiximol (formulación de dronabinol y cannabidiol; productos del tipo Sativex®).

Respecto a formulaciones fitofarmacéuticas, se pueden destacar:

  • Sumidades, o cogollos (obtenidos por la obstrucción de la polinización de flores hembras, un proceso que resulta en frutas «sin semilla» llamadas «frutas partenocárpicas» en botánica [5], y no «flores», como se pensaba). Se han comercializado como Bedrocan® o Bedrobinol®.
  • Tinturas.
  • Hachís.
  • Diferentes tipos de extractos/concentrados.
  • Infusiones.
  • Zumos de la planta fresca.
  • Aceite de semillas.
  • Aceites esenciales.

Todos estos compuestos, en ambas formas farmacéuticas, se usan tanto para la formulación de productos como en forma de prescripción directa. Y, para muchos de ellos, ya existen algunas monografías, como en el caso de extractos herbales (Plantarum medicinalium extracta, monografía de la Farmacopea Europea nº0765), tinturas (tincturæ), aceites esenciales (ætherolea, n.º 2098), tisanas (plantæ ad ptisanam, nº1435) y tisanas instantáneas (præparationes celeres ad ptisanam, nº2620), aceites vegetales (olea herbaria, nº1579), etc. No obstante, es conveniente contemplar la inclusión de monografías específicas para el cannabis.

Al igual que el opio y la morfina tienen sus respectivas monografías, o que el Capsicum fructus (pimiento), la oleorresina de Capsicum y la capsaicina (principio activo “picante”) tienen sus propias monografías, la Cannabis sativa requiere un mínimo de cinco monografías: dos «drogas vegetales», dos «preparaciones a base de drogas vegetales» y dos de las moléculas con gran importancia en la farmacología de estas tres sustancias vegetales, y también con uso propio y distinto en farmacia : infrutescencia partenocárpica de Cannabis sativa, fruta regular (semilla) de Cannabis sativa, oleorresinas de Cannabis sativa, dronabinol y cannabidiol.

Estos artículos se basan principalmente en los hallazgos publicados en el artículo «Cannabis’ ontologies I: conceptual issues with Cannabis and cannabinoids terminology» [5].

El autor agradece el apoyo de Fundación CANNA, Hempoint s.r.o. y FAAAT think & do tank, así como a Genís Oña, Òscar Parés e Igor Domsac (ICEERS) por las correcciones.

Referencias

[1] The International Pharmacopoeia. WHO Drug Information 2013;27(2):119-128. (traducido por el autor) https://www.who.int/medicines/publications/druginformation/issues/DI_27-2_IntlPharmacopoeia.pdf?ua=1

[2]  La Real Farmacopea Española define las «drogas vegetales» como «plantas, partes de plantas, algas, hongos o líquenes, enteros, fragmentados o partidos, sin procesar, generalmente desecados, aunque también a veces en estado fresco. También se consideran drogas vegetales ciertos exudados que no han sido sometidos a un tratamiento específico» (monografía 1433). Se consideran así productos como los cogollos, pero también los productos tipo «hachís» de obtención simple. Las «preparaciones a base de drogas vegetales» son definidas como «productos homogéneos que se obtienen sometiendo las drogas vegetales a tratamientos como extracción, destilación, expresión, fraccionamiento, purificación, concentración o fermentación», precisando como ejemplos «los extractos, los aceites esenciales, los zumos exprimidos, los exudados procesados y las drogas vegetales que han sido sometidas a una operación de reducción de tamaño para aplicaciones específicas, por ejemplo drogas vegetales cortadas para tisanas o pulverizadas para encapsulación» (monografía 1434), abarcando así los extractos, destilados y productos de obtención más compleja, previa formulación.

[3] La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes reconoce que «el cannabis se ha venido utilizando en la medicina tradicional de algunos países durante siglos» (informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes correspondiente a 2001, p. 36. Disponible en: https://www.incb.org/documents/Publications/AnnualReports/AR2001/AR_01_Spanish.pdf

[4] Contrariamente a la creencia popular, la palabra «dronabinol» no sólo se refiere al delta-9-THC obtenido en laboratorio, sino a cualquier molécula de (–)-trans-delta-9-tetrahidrocannabinol pura, tanto «sintética» como «natural». Cannabis sativa también contiene dronabinol.

[5] Riboulet-Zemouli, K. (2020). ‘Cannabis’ ontologies I: conceptual issues with Cannabis and cannabinoids terminology, Drug Science, Policy and Law 2020;6 (in press) DOI: 10.1177/2050324520945797.

 

monografías cannábicas

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El cannabis en la farmacopea: pasado, presente y futuro

Kenzi Riboulet-Zemouli es un investigador independiente de origen argelino-francés que aboga por la instauración internacional de políticas sostenibles en materia de drogas. En este artículo, Kenzi aborda los hitos más recientes de nuestra historia respecto a la farmacopea cannábica.

La historia ancestral y tradicional del uso de productos relacionados con el cannabis en medicina ha sido largamente discutida y divulgada. No obstante, la historia reciente de la medicina «cannábica» en el siglo XX no resulta tan conocida.

En 1906, cuando se convocó en Bruselas la Conferencia Internacional para la Unificación de la Fórmula de Medicamentos Heroicos (fármacos potentes), con el propósito de armonizar las monografías sobre farmacopeas a través el mundo, el Cannabis sativa era considerado una «droga valiosa», un concepto equivalente a lo que hoy se denomina «medicamento esencial».

El acuerdo internacional que resultó de dicha reunión se considera como la base de lo que terminaría siendo, hoy en día, la Farmacopea Internacional, administrada por la OMS. Los negociadores del acuerdo decidieron no incluir ninguna recomendación en cuanto a la armonización de los preparados de cannabis debido a la falta de entendimiento de los principios activos y la consiguiente imposibilidad de establecer recomendaciones de formulación basadas en la evidencia.

No obstante, medicamentos a base de cannabis estaban presentes en casi todas las farmacopeas bajo una gran diversidad de formas y fórmulas. En Europa, solamente Austria, Bélgica y Países Bajos no incluían productos con cannabis. Sí que se encontraban en la mayor parte del planeta: en Europa, en las colonias, así como en muchos países recientemente independientes, cuya prioridad no consistía necesariamente en el establecimiento de farmacopeas propias.

 

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Fuente: Archivos de la ONU en Ginebra, carpeta Nº12B/36019/36019. Documento Nº1, página 100. Disponible en: https://archive.org/details/unification_formulas_potent_drugs_1925_UNOG_archive/page/n99/mode/2up

 

Estandarización y abolición

La necesidad de legibilidad y homogeneidad sobrepasó la falta de entendimiento de los mecanismos de acción del cannabis, y en septiembre de 1925 se revisó el acuerdo de 1906, incorporando tres «fórmulas» armonizadas: Cannabis indicæ herba, Extractum cannabis indicæ y Tinctura cannabis indicæ. La estandarización de estas formulaciones fue incluida progresivamente en gran parte de las farmacopeas nacionales. Al menos desde su edición de 1865, la Farmacopea Española menciona «Cáñamo – Cannabis sativa L.», aunque apuntando a las semillas como material preferencial para la formulación medicamentosa [2], pero en 1930 se actualiza siguiendo el segundo Acuerdo de 1925 e incorpora extractum y tincturæ [3].

Los años 30 representan la edad de oro del «cannabis medicinal», ya que su uso en terapias tradicionales y como medicamento herbal resultaba casi ubicuo, a la vez que se iba normalizando en sintonía con la construcción progresiva de la «medicina occidental moderna» durante finales del siglo XIX e inicios del XX.

Las cosas empiezan a cambiar en los años 1950. La recién creada OMS advierte en 1952, 53, 54, 60, 65 y 68 que la receta y el uso de preparados de cannabis («haxix o cáñamo indico» [4]) «no tiene justificación», llamando a su «abolición» —no obstante, sin ningún tipo de respaldo científico [1,5]—. En 1961, los expertos de la OMS se felicitaron por la fiscalización de los medicamentos de cannabis en la Lista 4 (la más restrictiva) de la Convención Única sobre Estupefacientes, un evento que, eso sí, marcó un final brusco al uso de cannabis en clínica. A principios de los años 1980, el cannabis se encuentra virtualmente ausente de las farmacopeas alrededor del planeta.

 

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Farmacopea Oficial Española, octava edición, 1930.

 

Actualidad

Hoy en día, la tendencia es inversa. El mismo Comité de Expertos de la OMS, quien aplaudía la prohibición en los años 1950-60, reconoció en 2019 la utilidad actual, y el potencial futuro, de los medicamentos a base de cannabis, recomendando a las Naciones Unidas sacarlos de la famosa «Lista 4» y aplicar una serie de cambios técnicos en el sistema internacional de fiscalización de estupefacientes, orientados a facilitar (para los países que lo deseen) la accesibilidad y disponibilidad de todos los tipos de preparados de cannabis para fines terapéuticos y de investigación.

A nivel de farmacopeas, la tendencia es similar, con la notable reincorporación de monografías de Cannabis flos (flores [6]) en 2019 en las farmacopeas alemana y suiza:

  • 1925: Austria, Bélgica, EE UU, España, Francia, Hungría, Italia, Japón, México, Países Bajos, Reino Unido y Suiza.
  • 1958: Argentina, Bélgica, Brasil, China, Egipto, España, Finlandia, Francia, India, Italia, Países Bajos, Portugal, Rumanía, Suiza, URSS y Venezuela.
  • 1980: ¿?
  • 2020: Alemania, Países Bajos y Suiza: cogollos [6]; China y Japón: semillas; EE UU: THC.

 

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Farmacopea Oficial Española, octava edición, 1930.

Este artículo continúa aquí.

Referencias

[1] Riboulet-Zemouli K. (2020) ‘Cannabis’ ontologies I: conceptual issues with Cannabis and cannabinoids terminology, Drug Science, Policy and Law 2020;6 (in press) DOI: 10.1177/2050324520945797.

[2] Véase p. 25 en Real Academia de Medicina de Madrid (1865), Farmacopea Española. Quinta edición. Madrid: Imprenta Nacional.

[3] Ver p. 335 en Real Academia Nacional de Medicina (1930), Farmacopea Oficial Española. Octava edición. Madrid: Espasa-Calpe.

[4] Organización Mundial de la Salud (1956), Comité de Expertos en Drogas Susceptibles de Engendrar Toxicomanía, quinto informe. Disponible en: https://apps.who.int/iris/handle/10665/37129

[5] Riboulet-Zemouli K (2018). Briefing on the international scientific assessment of cannabis: processes, stakeholders and history. The Crimson Digest​, volume 1, París: FAAAT editions. ISBN: 979-10-97087-06-7.

[6] En realidad, los cogollos son infrutescencias de frutas partenocárpicas, véase el siguiente artículo.

 

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Farmacia y uso terapéutico de cannabis: COFB impulsa la 1ª jornada del III Congreso CANNABMED

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, en cuyas instalaciones se celebrará la primera jornada del III Congreso CANNABMED, recapitula en este artículo sobre las labores emprendidas por la institución en relación con el cannabis destinado a usos terapéuticos e invita al debate abierto con los profesionales de la salud.

El Col·legi de Farmacèutics de Barcelona (COFB) es una institución de derecho público que representa a más de 8.900 colegiados que trabajan en los diferentes ámbitos de ejercicio de la profesión: alimentación y nutrición, análisis, atención primaria, dermofarmacia, distribución, hospitales, industria, investigación y docencia, oficina de farmacia, ortopedia, plantas medicinales y salud pública. Pero, más allá de esta representación, cumple con una doble misión: por un lado, promover y facilitar las actividades y la formación continuada necesarias para el correcto desarrollo profesional del colegiado; por otro lado, asegurar que la labor que el farmacéutico ofrece a la sociedad se adapta a las necesidades de la misma, en un ejercicio de escucha permanente.

Co-organizadores de la tercera edición de Cannabmed

Esta doble misión, junto con la realidad que se vive en la farmacia, que cuenta con un perfil de usuarios que buscan y demandan medicamentos de base cannábica, son las que han llevado al COFB a apostar por co-organizar, junto con ICEERS y la Unión de Pacientes por la Regulación del Cannabis, la tercera edición del Congreso CANNABMED. La legislación actual limita el uso terapéutico del cannabis y, precisamente por ello, congresos de estas características son el marco idóneo para llevar a cabo un debate riguroso en el ámbito sanitario, donde poder reflexionar sobre las reivindicaciones que se dan, la evidencia científica existente y el posicionamiento de las autoridades. De hecho, como novedad, este año CANNABMED ha incorporado la perspectiva científica de los profesionales de la salud, hecho que todavía hace más interesante el intercambio de puntos de vista que se pueden dar a lo largo de las cuatro mesas redondas multidisciplinarias organizadas, que contarán con intervenciones de expertos de cada materia.

Trabajo del COFB en relación con el uso terapéutico del cannabis

El COFB, a lo largo de su trayectoria, ha impulsado diferentes proyectos en relación con el uso terapéutico del cannabis. En 2006, puso en marcha el estudio piloto Seguivex, en el marco del cual las farmacias hacían el seguimiento de más de la mitad de los pacientes que recibían Sativex —como medicamento de uso compasivo— para el tratamiento del dolor neuropático, de náuseas y vómitos en quimioterapia, de espasticidad secundaria a esclerosis múltiple o del síndrome de anorexia-caquexia.

Paralelamente, desde el Col·legi se elaboró un prospecto para los usuarios que quedaban fuera del estudio y que podían estar utilizando cannabis con fines terapéuticos. El prospecto, todavía disponible en la web de salud del COFB, aborda las vías de administración menos perjudiciales, dosis, etc., siempre poniendo el énfasis en la diferencia entre un uso lúdico y el uso con fines terapéuticos. Y es que este último matiz es algo que como COFB siempre se ha tenido muy presente: el cannabis para uso terapéutico no tiene nada que ver con el consumo lúdico y recreativo. Los riesgos y los efectos son distintos, por lo que se requiere un abordaje y un debate totalmente diferentes.

También ha organizado diferentes actividades para poner sobre la mesa el debate científico alrededor de esta temática. Dos ejemplos recientes son, por un lado, la conferencia «Uso terapéutico del cannabis, un debate necesario», que se celebró en 2018 como primera sesión del ciclo de conferencias sobre reducción de riesgos en la farmacia comunitaria; por otro lado, el Aula Profesional «Uso medicinal del cannabis», celebrada en el marco de Infarma Barcelona 2019, el Congreso y Salón Europeo de Oficina de Farmacia.

¡Nos vemos el 6 de octubre!

La farmacia, por su proximidad con el paciente, ha detectado que hay una necesidad no cubierta sobre el uso terapéutico del cannabis y, por compromiso con la salud de las personas, debe ser sensible a las demandas sociales y de salud. Ante este escenario, en el que todavía queda mucho camino por recorrer, es muy importante promover un debate fundamentado en criterios sanitarios, científicos y legales con el objeto de dar respuesta a estas demandas sociales. El debate está abierto a todas las profesiones sanitarias porque todos atendemos al paciente. Esperamos que os resulte útil y enriquecedor. ¡Nos vemos el 6 de octubre!

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Salud gracias al cannnabis: la UPRC co-organiza el III Congreso CANNABMED

En este artículo, la Unión de Pacientes por la Regulación del Cannabis (UPRC) reflexiona sobre las dificultades que atraviesan los usuarios de cannabis medicinal a la hora de acceder a un producto de calidad, libre de trabas administrativas, y que cuente con todas las garantías sanitarias para su consumo, con el fin de mejorar la salud.

 

UPRC cannabis salud pacientes 

Salud gracias al cannabis

¿Por qué no podemos beneficiarnos del uso terapéutico del cannabis? Muchos de nosotros sólo conseguimos tolerar los efectos secundarios de los protocolos médicos gracias a esta planta milenaria. Además, a otros, debido al uso crónico de determinados medicamentos y a su toxicidad, se nos ha desaconsejado continuar utilizando estos medicamentos y recurrimos al cannabis como sustituto. Otros estamos al final de los protocolos médicos o padecemos enfermedades raras.

Si no podemos acceder al cannabis, esto será desastroso para nuestra salud. Si no podemos acceder a un cannabis regulado y de calidad, continuaremos sufriendo doblemente, por nuestra enfermedad y por la dificultad de acceso, dejando a las personas desamparadas. Por tanto, a nivel colectivo, no tener un acceso regulado al cannabis supone una desgracia para nuestra sociedad. No tener acceso al cannabis significa no respetar el derecho a la salud y a la calidad de vida de cientos de miles de personas en España.

 

Pedimos poder beneficiarnos del uso terapéutico del Cannabis sin peligro legal y con control del producto

Somos una organización pequeña, pero con grandes proyectos. Actualmente, somos 40 personas asociadas, unidas por el uso del cannabis como opción terapéutica, siempre bajo supervisión médica, que luchamos por conseguir que sea de acceso fácil, asequible y de calidad para todas aquellas personas que lo necesiten. Hemos llegado al cannabis después de un largo recorrido médico y, por ello, en situaciones médicas extremadamente vulnerables.

 

Las necesidades de los usuarios medicinales de cannabis son muy diferentes a las de los usuarios recreativos

El usuario de cannabis por motivos medicinales no busca un efecto que sea psicotrópico, sino sus efectos terapéuticos, y no quiere colocarse, sino poder llevar una vida normal acorde con sus necesidades y deseos. Ninguno de los actuales proveedores —mercado negro, Internet, tiendas físicas, clubes sociales, ni siquiera el autocultivo— dan respuesta a las necesidades de los usuarios terapéuticos.

Queremos una regulación del cannabis medicinal adecuada a las necesidades de los usuarios terapéuticos y en beneficio de la comunidad, siguiendo los avances científicos en el ámbito mundial.

 Esta regulación permitirá:

  • Proporcionar a todo paciente que lo necesite acceso al cannabis, que sea asequible y de calidad, sin contaminaciones microbiológicas, presencia de pesticidas o metales pesados.
  • Avance en el conocimiento científico y clínico.
  • Erradicación del estigma del uso de cannabis por motivos medicinales.
  • Autocultivo y posibilidad de análisis del producto.

La regulación del cannabis también contribuirá a la mejora de variables de la salud pública directas:

  • Disminución del uso de otros fármacos no deseables debido a su toxicidad.
  • Desarrollo de protocolos de segunda línea para el dolor crónico y enfermedades múltiples.
  • Importante ahorro de costes sanitarios, al disminuir la polimedicación.
  • Mejora de la calidad de vida y aumento de la supervivencia de los pacientes, debido a la combinación o sustitución de opioides, al evitar sobredosis (Bachhuber et al., 2014).
  • Mejora del uso responsable de los medicamentos.
  • Desarrollo de un ecosistema científico de innovación biotecnológica.
  • A largo plazo, cerrar el mercado ilegal que se dedica a suministrar a los usuarios terapéuticos.
  • Desarrollo de sinergias con investigación en las universidades.

Otras contribuciones a largo plazo de la regulación del cannabis:

  • Más ingresos, para beneficio de la población, generados por impuestos.
  • Conseguir ser un referente en Europa y en el mundo por políticas de salud públicas.
  • Investigación en producción de cannabis ecológica y sostenible.
  • Disminución del uso indebido de cannabis (Hasin et al., 2015).
  • Reducción de la criminalidad (Kepple et al., 2012).
  • Una población más sana y feliz.

Por todo esto, os agradecemos vuestra colaboración y os invitamos a contactarnos: info@uniondepacientes.org

Whatsapp: 644 38 25 68

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ICEERS celebra el III Congreso CANNABMED: hacia una farmacopea cannábica

El 2020 ha sido un año complicado que nos ha hecho agudizar creatividad e ingenio. A pesar de los desafíos que hemos sorteado, la tercera edición del Congreso Cannabmed constituye ya una realidad. Esta vez en modalidad online, hemos logrado diseñar y ofreceros un programa de máxima calidad que dará cobertura a un amplio abanico de cuestiones relacionadas con la situación del cannabis en nuestra sociedad, proporcionando espacio a una nutrida diversidad de voces y perspectivas.

Una de las lecciones que hemos aprendido en los últimos meses es que los grupos vulnerables de nuestra sociedad han sufrido una pérdida de derechos que los han dejado, si cabe, más desprotegidos. Así ha ocurrido con las personas que usan cannabis por motivos de salud, amén de sus familiares y cuidadores. Las dificultades de acceso a esta medicina se han incrementado, así como los riesgos legales y de salud asociados a su acceso. Lo mismo ha sucedido en el ámbito de las asociaciones de personas consumidoras de cannabis y en el de la reducción de riesgos y daños. Esta situación se ha visibilizado a través de múltiples campañas y propuestas diseñadas desde la sociedad civil y las federaciones de asociaciones de personas usuarias. Sin embargo, estas peticiones no han recibido respuesta por parte de ningún gobierno ni de ningún nivel de la Administración.

Una trayectoria fructífera

El recorrido de CANNABMED empezó en 2016, con una primera edición que pretendía poner a las personas que usan cannabis por motivos de salud y a sus familias en el centro del debate. A raíz de este primer encuentro, se generó una gran complicidad y un acompañamiento entre un grupo de pacientes y familiares que comenzaron a reunirse e impulsaron la creación de la Unión de Pacientes por la Regulación del Cannabis (UPRC). La UPCR e ICEERS co-organizamos la segunda edición de CANNABMED en 2018 en el Colegio de Médicos de Barcelona (COMB), y co-organizamos también esta tercera edición, que nos reunirá en el Colegio de Farmacéuticos de esta misma ciudad. Ambos eventos han sido reconocidos por el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya como formación homologada.

Tras la segunda edición de CANNABMED, realizada en el COMB, surgió un grupo de médicos que decidieron dar un paso más. Gracias a su implicación, logramos emprender un proceso de reflexión y propuestas que desembocó, a inicios de 2020, en la creación de la Sociedad Clínica de Endocannabinología (SCE). Tendremos el placer de escuchar a diversos representantes de la SCE a lo largo de los dos días de esta edición de CANNABMED.

Desde ICEERS, vemos esta tercera edición de CANNABMED como una etapa más de consolidación de un proceso lento pero necesario. Un proceso que hemos caminado con muchas otras personas y organizaciones, y que ha encontrado múltiples y severas dificultades en el camino.

En los últimos años, hemos sido testigos de un contexto de múltiples contradicciones, en el que conviven sentencias judiciales muy duras hacia representantes del mundo asociativo con, por ejemplo, concesiones de licencias a empresas para cultivar y exportar cannabis a otros países en los que existen programas de cannabis medicinal, así como todo tipo de dificultades administrativas hacia quienes buscan emprender en el sector del cáñamo. Por otro lado, en las farmacias existen cada vez más productos disponibles a base de cannabinoides, al tiempo que en los dos últimos años han fallecido una decena de personas a causa de la violencia relacionada con los mercados ilícitos de cannabis. Una serie de contradicciones a las que consideramos urgente poner fin.

El imparable avance de la legalización

El cannabis medicinal constituye una realidad legislativa en más de 40 países. El mercado para uso recreativo es legal en Canadá, Uruguay y en un número creciente de estados en Estados Unidos. La tendencia global apunta en esta dirección, y en el caso español (y catalán) estamos dejando escapar un sinfín de conocimientos, experiencia y oportunidades que podrían resultar muy provechosos en nuestro contexto socioeconómico si el mercado de cannabis dispusiera de una vía legal. Tenemos todas las condiciones de partida para ejercer como potencia en esta materia: historia, climatología, personas expertas en cultivo, conocimiento, innovación, una sociedad civil organizada y un sector comercial pionero y preparado. En este contexto, lo necesario es una clara voluntad política de iniciar un proceso de regulación, que cubra todos los aspectos del mercado de cannabis, con la vista puesta tanto en las personas que realizan un uso terapéutico como en quienes efectúan un uso adulto recreativo.

Precisamente hace unos días, el gobierno español ha declarado que para poder regular el cannabis medicinal es necesario primero realizar ensayos clínicos. Es una respuesta que implica que no tiene ninguna voluntad de regular el cannabis medicinal. Los ensayos clínicos implican investigar un producto para una indicación, es decir, invertir en el desarrollo de medicamentos, como es el caso de Sativex para la esclerosis múltiple. El desarrollo de un medicamento cuesta hoy en día más de dos mil millones de euros (sí, han leído bien) y puede prolongarse un período mínimo de diez años. Suponiendo que se permitiera saltar las fases preclínicas y la fase 1 —esto es, la investigación en animales y los estudios de seguridad en voluntarios sanos—, investigar cada cannabinoide o cada combinación de algunos de ellos para cada una de las enfermedades para las que es susceptible de ser útil el cannabis sería una tarea hercúlea, que duraría centenares de años y requeriría inversiones imposibles sólo al alcance de las grandes farmacéuticas.

Pero, mientras tanto, los y las pacientes seguirán recurriendo al autoabastecimiento. Por otra parte, a día de hoy es dudoso que los ensayos clínicos constituyan la estrategia más fiable para determinar la seguridad y la eficacia de un producto, sobre todo cuando este producto ya está en la calle. Actualmente, hay millones de pacientes utilizando cannabis legal en decenas de países. Una estrategia más inteligente sería iniciar un programa con un monitoreo estrecho de los pacientes a los que se les prescribe cannabis, y mediante tecnología de Big Data obtener evidencias de seguridad y eficacia. Es lo que se llama «evidencia basada en el mundo real». Estamos hablando de un producto que la gente ya está utilizando, cuya baja toxicidad se conoce perfectamente, por lo que obteniendo la evidencia de la realidad y no del laboratorio se avanzaría mucho en poco tiempo y con infinitamente menos dinero del que requieren los ensayos clínicos. Esto sería accesible para grupos de investigación públicos e independientes, y no regidos por los intereses económicos de la industria farmacéutica. En esta recogida de evidencia de la realidad, el colectivo de farmacéuticos jugaría un rol clave. Hoy en día, además, con el desarrollo tecnológico, la evidencia se puede obtener incluso de manera telemática con dispositivos móviles y portátiles. Mientras, la empresa que quiera desarrollar medicamentos realizando los ensayos clínicos pertinentes podrá seguir haciéndolo. Pero son vías que deben ser complementarias, nunca excluyentes.

Una edición singular

Llegados a este punto, por favor, tomen asiento y disfruten de esta tercera y singular edición de CANNABMED. En ella, avanzaremos hacia una farmacopea cannábica, implicando a algunas de las voces más reconocidas en el campo de la ciencia, la medicina y la farmacia. Representantes de instituciones públicas nos brindarán su perspectiva y tendrán la oportunidad de debatir con profesionales que se encuentran en la primera línea de la medicina cannábica. Actualidad, innovación, dosificación y autoconsumo son los títulos de los estimulantes debates que hemos preparado para el primer día. Para la segunda jornada y, en un formato más comprimido, reuniremos un crisol de miradas que nos permitirán mostrar la situación actual del cannabis en el incierto contexto de la COVID-19. Asimismo, trataremos las derivas del mercado comercial y debatiremos con los representantes políticos que actualmente impulsan la agenda de regulación en el Congreso de los Diputados.

Por último, nos gustaría agradecer el apoyo de las entidades que han hecho posible este III CANNABMED: Aurora, Fundación CANNA y Phytoplant Research, así como a nuestros socios promocionales.

Deseamos que el III CANNABMED sea de vuestro interés y que disfrutéis mucho del intercambio de conocimientos, inquietudes y propuestas. Os invitamos a formar parte de un movimiento que empieza en nuestros barrios y que llega hasta los pasillos del Congreso y de las mismas Naciones Unidas.

Seguimos trabajando hacia una farmacopea cannábica.

A continuación, algunos enlaces de interés sobre temas referidos en el texto:

Stop represión, Play a la regulación del Cannabis en España

Propuestas presupuestarias para establecer un marco regulatorio de las asociaciones de personas consumidoras de cannabis

5 años de mordazas. ¡Basta!: por una nueva legislación que garantice los derechos humanos

Nacida de la necesidad: se publica guía de buenas prácticas para el desconfinamiento de las asociaciones cannábicas

Campaña #CannabisLícito

Comunicado: declaración del estado de alarma por la pandemia de COVID-19

UPC Diàlegs: I Jornada de Cannabis de Catalunya

Un líder activista de las asociaciones de cannabis lleva su caso al Tribunal Europeo para evitar entrar en prisión

Evita que un activista cannábico entre en prisión. Apoya su solicitud de indulto.

Martí Cànaves: «El suministro de cannabis es un servicio esencial durante la alarma»

Un club cannábico pide ser reconocido servicio esencial como un estanco

Documental Marihuana, primero las personas: pasado, presente y futuro del cannabis en España

Licencias para cultivar cannabis en España y la burbuja especulativa internacional

cannabmed congreso cannabis logos

 

 

 

Guillermo Bagaría: «El ideal para dispensar cannabis pasaría por la indicación terapéutica»

Entrevistamos a Guillermo Bagaría, farmacéutico comunitario y vocal de la Oficina de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, quien nos ofrece una perspectiva de cuál es la situación actual del cannabis medicinal desde el punto de vista de los profesionales farmacéuticos.

¿Qué productos de cannabis podemos encontrar legalmente comercializados a día de hoy, ya sea en farmacias, herboristerías y demás?

A día de hoy, en España, sólo tenemos un medicamento comercializado que se llama Sativex, que es un medicamento de tipo DHSC, es decir, es un diagnóstico hospitalario sin cupón precinto. Esto es un medicamento que no está en el circuito habitual y, por tanto, no está contemplada su dispensación en la Oficina de Farmacia a cargo de la Seguridad Social como puede estar un ibuprofeno, un jarabe para la tos, etc. Se trata de una solución, es decir, es un líquido, para la pulverización bucal, que combina dos principios activos, el THC y el CBD, a razón de 2,7 mg y 2,5 mg. Lleva THC y esto implica que se debe prescribir junto con una receta de estupefacientes, porque así queda categorizado dentro del grupo terapéutico, aunque su indicación sea para abordar la espasticidad muscular en el tratamiento de la esclerosis múltiple. Lo puede prescribir un médico especialista hospitalario o un médico de cabecera, y ese medicamento puede venir a ser recogido en la farmacia comunitaria. Desde la farmacia comunitaria, puedo dispensar Sativex, pero al ser un DHSC (no tiene cupón precinto), no podemos dispensarlo a cargo de la Seguridad Social, y el usuario tendrá que satisfacer el importe total. Y esa es la principal barrera. Son 510,55 euros. Es una barbaridad y nadie compra. La dispensación del Sativex por vía de farmacia comunitaria es nula.

El usuario también puede ir a la farmacia hospitalaria y ahí sí que se le dispensa el medicamento de forma gratuita y financiada por el sistema sanitario, siempre y cuando se cumplan los criterios que tiene el hospital para su financiación. Esto es un hándicap a su accesibilidad y la dispensación de Sativex en el ámbito hospitalario también es muy baja. Ésta es la realidad del mercado de medicamentos basados en cannabis.

El resto de los productos con cannabis en el mercado español son, o bien complementos nutricionales, o cosméticos a base de cannabidiol. Son de venta libre, y no son exclusivos del canal farmacia. Al ser complementos nutricionales pueden estar en cualquier sitio, en una tienda de herboristería o una tienda de dietética, y los cosméticos también se pueden vender en cualquier lado, y en ninguno de estos casos requieren indicación terapéutica. Esto implica que no le podemos asignar, por tanto, a ninguno de estos productos una indicación medicinal, y hay que saber que tienen una laxitud en cuanto a los criterios de calidad y de composición mucho más amplia que para los medicamentos.

El cannabidiol, el cannabinoide no psicoactivo, sólo se puede utilizar como ingrediente cosmético elaborado de forma sintética. En alimentación, el cannabidiol se puede utilizar como complemento nutricional, pero no está autorizado, puesto que se considera una novel food y su comercialización no está permitida. Las semillas del cáñamo y sus derivados preparados, como el aceite y la harina, sí que los podríamos utilizar siempre y cuando tengan menos de un 0,2 % de THC. Y éste es el subterfugio que se utiliza para buscar indicaciones no siempre ajustadas a la normativa en la comercialización de productos sanitarios y agentes cosméticos.

 

El Colegio de Farmacéuticos acoge este año una de las jornadas del Congreso CANNABMED. ¿Cuál es el posicionamiento del Colegio respecto al cannabis terapéutico  y qué mensaje pretende transmitir?

Actualmente, constatamos que hay un agujero en la indicación y uso seguro del principio activo y los recursos comerciales que tenemos en el mercado. Hay asociaciones de diverso tipo, como Ágata, que es referente y precursora en el uso terapéutico de cannabis en determinadas circunstancias muy específicas, en las que se llega a un vacío terapéutico. Diferentes tipos de medicamentos para abordar diferentes tipos de indicaciones llegaron a mostrarse útiles y, por tanto, ante situaciones delicadas, la población tiende a utilizar recursos que están un poco en el ámbito de la duda, y se le atribuyen a determinadas sustancias actividades farmacológicas que han venido siendo utilizadas de forma tradicional, pero que no tienen una evidencia y una justificación empírica desde la perspectiva del fármaco. Hay un escalón importante entre los criterios de calidad en la composición cualitativa y cuantitativa de un medicamento, con respecto a un producto o complemento nutricional. Si el uso que la sociedad pretende darle a un complemento nutricional es el de un medicamento, la reflexión que como profesionales del medicamento nos debemos hacer es si ese uso está siendo seguro, está siendo eficaz y se ajusta a los criterios de medicamento.  Si es así, estupendo. Si no es así, tenemos una responsabilidad de cara a la sociedad de trasladar la necesidad de poner más orden en algo que consideramos que puede suponer un riesgo por mal uso. Entiendo como mal uso de un medicamento cuando uno utiliza un principio activo con una indicación, y esa indicación no se asume porque hay un problema en la composición o en la concentración o en la indicación. Y, por tanto, lo que pretendemos entrando y promoviendo este tipo de debates es hacer una reflexión profesional, racional y fundamentada que nos ubique respecto a las necesidades y las posibilidades. Y aquí, empezar a construir un argumentario que nos permita dar soluciones a demandas sociales.

cannabis CANNABMED Guillermo Bagaria

¿Cuál es la experiencia del personal profesional en las farmacias a la hora de tratar y tener que informar sobre este tipo de productos?

El farmacéutico se encuentra muy cómodo cuando habla de su ámbito, cuando habla de medicamento. A nosotros nos es muy útil y fácil el registro sanitario de los productos que tenemos en la farmacia. Cuando yo cojo una caja de un medicamento sé perfectamente qué es lo que hay detrás. Y cuando cojo una caja de un producto sanitario o de un producto cosmético, o de un complemento nutricional, sé perfectamente qué es lo que hay detrás. Y, por tanto, ahí me muevo con soltura y con agilidad. No me muevo con tanta soltura cuando a un complemento nutricional se le atribuyen propiedades propias de un medicamento, porque me genera muchas dudas; dudas en cuanto a la evidencia, al rango de uso, a la dosis, a las recomendaciones, al perfil de edad, a la combinación con otros medicamentos, con tratamientos concomitantes, etc. Ante la duda, tiendo a descartar aquello que no tiene todo el respaldo del marco propio de los medicamentos.

Por lo tanto, y esto también lo contempla la normativa con respecto a la publicidad y definición de uso de los productos, cuando a un complemento nutricional se le atribuye una propiedad terapéutica, el farmacéutico tiende a desconfiar. Cuando un usuario viene a una farmacia y nos habla de este tipo de cosas, solemos derivarlo hacia el médico de atención primaria para la correcta canalización de un síntoma que no está siendo correctamente abordado con las terapias convencionales, a las cuales, como sanitarios, nos debemos.

Es cierto que aquí hay diversidad de opiniones y sensibilidades. Habrá quien sea más cartesiano en esta postura rigurosa y derive al paciente al médico de cabecera para que aborde el problema, y habrá quien sea más abierto y decida investigar y seleccionar diferentes tipos de proveedores en función de la información que le reporte y pueda instaurar en la farmacia una categoría de medicina fundamentada en la fitoterapia que le permita recurrir a esos usos tradicionales, acompañando al paciente con explicaciones e información.

A este respecto, el Colegio de Farmacéuticos quiere abrir una puerta a un diálogo interprofesional. Queremos ser un puente entre la demanda e inquietud social y la opinión profesional del personal sanitario. Queremos reunir en el Colegio de Farmacéuticos a profesionales de la medicina, de la enfermería, de la farmacia, y a todo aquél que tenga una relación con el continuum existencial del paciente para generar un debate fundamentado, racional y basado en la evidencia. Y, si se dan las circunstancias, pues poder ser también promotores de esa reflexión con las Administraciones públicas. Y decir: «en la calle hay esta demanda, y esta demanda la tenemos cubierta de esta manera que nos parece que es suficiente o nos parece que es insuficiente».

 

Que la respuesta a la demanda es insuficiente parece claro, y un ejemplo de ello es lo que acabamos de vivir recientemente a causa del COVID, cuando pacientes que se abastecían de cannabis normalmente en un club cannábico se han visto desprotegidos y sin opciones para continuar sus tratamientos por estar estas asociaciones obligadas a permanecer cerradas. Considerando vuestra voluntad para reflexionar y construir soluciones en conjunto, ¿cuál sería el modelo o protocolo de dispensación que consideráis ideal, y con qué no estaríais de acuerdo?

El modelo pasaría inexorablemente por la indicación terapéutica. Lo que nosotros no podemos hacer y como responsabilidad social tampoco sería ético, es que promoviésemos el uso de determinados principios activos sin la indicación terapéutica correspondiente. Es decir, yo, como farmacéutico, no puedo decir que la ortiga va fantástica para revertir el Alzheimer si no tengo algo que detrás me lo justifique.

Teniendo este marco detrás, de amparo del registro o con indicación terapéutica, el ámbito normal de intervención es la prescripción por parte de un médico para un diagnóstico terapéutico, una dispensación por parte del farmacéutico y un seguimiento farmacoterapéutico para verificar que ese medicamento está consiguiendo los objetivos del buen control de la patología o de los síntomas.

Si tenemos claro que hay evidencia sobre el efecto del cannabis,  y confirmamos que hay necesidad y demanda, afrontémoslo con toda la garantía sanitaria y acerquemos el recurso allá donde es necesario y en el canal habilitado, que es el que está establecido para garantizar esos usos. Y si no tenemos clara esa evidencia o necesidad, dejémoslo claro y planteemos de saque: «aquí hay este problema, y aquí hay este otro problema».

El no sentarse a discutir no soluciona los problemas, y eso es lo que precisamente queremos plantear en el Colegio de Farmacéuticos sin tomar una posición clara y definida en un ámbito o en otro. Lo que queremos aportar es nuestro granito de arena para hacer las preguntas pertinentes en las mesas pertinentes  para cuestionar aquellos aspectos que para nosotros son fundamentales para poder construir un argumentario y un posicionamiento que nos permita en el mostrador decirle a un usuario: «esto tiene toda la garantía, toda la seguridad y toda la evidencia que usted necesita para tomarlo con seguridad».

¿Desde el Colegio hacéis alguna predicción sobre lo que pueda suponer el cambio que desde la OMS se vislumbra, para que el CBD pase de la lista de fiscalización 1, la más severa, a la lista 4?

Tenemos absoluta confianza en los sistemas regulatorios que fundamentan sus decisiones en criterios objetivos. Y eso es bueno. Creo que el hecho de que tengamos una OMS, que tengamos una EMA, que tengamos una Asociación Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que tengamos una red de farmacovigilancia, implica que todo está estructurado y montado para garantizar seguridad.

Por tanto, estamos expectantes y con mucho interés a ver de qué forma evoluciona. Y, en base a eso, podremos construir argumentarios, protocolos, recomendaciones y, en definitiva, todo un potencial de intervención profesional. Pero hemos de esperar incuestionablemente al establecimiento de estas directrices. Yo creo que estamos en una buena situación, independientemente de que hablemos de cannabis o no, de que la sociedad sea la que traslade unas necesidades y que los organismos, las autoridades competentes se planteen todo es algo positivo. Significa que hay oídos.

¿Qué mensaje enviarías al colectivo de profesionales de la salud de diferentes disciplinas para que participen y se sumen al Congreso?

Yo creo que el profesional sanitario está muy metido en su rutina habitual, y es poco probable que se enriquezca con nuevos mensajes. Ser sensible a lo que ocurre en la calle es importante, y la farmacia comunitaria, por su horario, por su disponibilidad, por su accesibilidad, está muy próxima al barrio. Es muy permeable a las demandas que nos traslada la sociedad y nos permite trasladarlas al sector sanitario.

Como sanitarios y como científicos es bueno que seamos curiosos y receptivos, y es bueno que nos cuestionemos los temas que siempre hemos considerado como fundamentales. Hablar de los usos terapéuticos del cannabis es cuestionarse si estamos ante una demanda fundamentada o estamos ante una ilusión que no tiene el respaldo suficiente de la evidencia científica como para justificarse. Considero que es bueno que converjamos todos en el Colegio de Farmacéuticos, en el de médicos, en el de enfermería, es bueno que salgamos de nuestro ámbito competencial y encontremos un marco donde debatir. Eso para mí es algo incuestionable y creo que deberíamos promover de una forma mucho más habitual, máxime viendo las experiencias que hemos tenido con el COVID-19. Si no trabajamos conjuntamente y con unas vías de comunicación que nos faciliten la toma de decisión conjunta, lo tendremos mucho más difícil.

En esta reunión que haremos en octubre, la organización creo que ha acertado en incorporar diferentes sensibilidades: están las visiones del paciente, tenemos la visión de prescriptores, tenemos la visión de farmacéuticos, tenemos la visión de la Administración pública, de las universidades, etc. Creo que es un marco muy diverso, donde uno puede fácilmente, en muy poco tiempo, darse un baño de cannabis medicinal para salir con una visión más clara, y más objetiva. Espero también que sea un punto de reflexión y de conclusión en el que podamos listar una serie de conclusiones para poder promover un siguiente paso, de tal forma que, si la conclusión general es que no hay por donde sostener el asunto porque nos falla por aquí, nos hace aguas por allá, pues dejemos de promocionar el uso del cannabis medicinal. Y si hay evidencia, en ese supuesto traslademos a la Administración la necesidad de regular esto, porque no podemos dejarlo en el desorden y el caos en el que actualmente estamos.